
Productos Urbano
Agustín Urbano y Cipriano tenían una friduería en el centro de Úbeda. La abrieron como una alternativa laboral en los años 70 para buscar recursos para la familia, procedente de la aldea jiennense de Aldeahermosa, en la comarca de El Condado. A pesar de las dificultades que impuso a la familia la enfermedad de Agustín en un momento en el que habían hecho una gran inversión en maquinaria para su empresa, los Urbano pusieron todo el tesón del mundo para sacar adelante la empresa. Sus patatas fritas y frutos secos tostados gozaban de gran predicamento en la zona, pero los Urbano decidieron ir más allá y abarcar con su camioneta un radio más amplio: toda las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas y Sierra Mágina, de tal forma que en cada pueblo y cada cortijo de estas zonas de la provincia comenzaron a degustar sus productos. Entonces, Agustín Urbano añadió a sus envases el actual logotipo de la empresa, un cazador de leones africanos que copió de un cuento infantil y que le recordaba al grito con el que reclamaban el alto a sus clientes para que compraran sus pipas, pistachos o patatas fritas: ¡Alto, paisano, que son productos Urbano! En sus viajes para vender, Agustín también compraba la mejor materia prima según temporada para su tostadero: pipas, patas en crudo, etc...
En los 90, los hijos de los Urbano se hicieron cargo del negocio, transformado en sociedad limitada y ubicado en la zona industrial de Úbeda, dotado con todas las innovaciones que requiere el trabajo a gran escala pero conservando el cariz artesanal de sus productos de toda la vida.
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